Es difícil tener en tu cabeza, tantas vocecitas diciéndote cual es la manera correcta de actuar, cada una de ellas dándote sus mejores consejos para tu propio bienestar, el momento difícil llega cuando tienes que enfrentarte y tomar una decisión definitiva. Cuando decides a que voz finalmente le vas a ser caso, y si así es, te aferras a una de ellas “Definitivamente” pero ese “Definitivamente” solo dura un par de minutos en firme decisión, y es entonces cuando las demás voces levantan su protesta en total desacuerdo con la elección y quieren ser nuevamente escuchadas, me hacen dudar y piden nuevamente volver a analizar cuál de ellas es la mejor opción, la que debería tomar “Definitivamente”….Y así hoy que nuevamente te tengo entre mis brazos, no de la forma que yo quisiera, pero entre mis brazo, inician esas pequeñas voces hacer de las suyas, me aferro a responder las preguntas sin respuestas que lanza “que hubiera sido”, pero no, Sinceramente aun no lo sé. Es ahí cuando las voces de “No la dejes ir” son más fuertes y más claras, y piden que haga hasta lo imposible por que te quedes a mi lado, pero ahora eres tu quien no tienes respuestas, entonces aparece la dignidad con su ejército comandado por el orgullo y como un canto de guerra que desde muy lejos se escucha casi distorsionado con sus voces que dicen “ya déjela parce”…. y así toda la noche, voces y voces haciendo de las suyas llevándome de aquí pa allá, y de allá pa acá, y que en este momento me obligaron a escribir esto. Pasa el tiempo y el frio acecha y aún no se deciden que hacer, llega la consolación y creo que por el momento es la más sensata, creo que le voy hacer caso a esta que me dice “vuelve a su lado” y en su eco se escucha un “mañana lo decides”….
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