Una semilla de un gran roble, germina atravesando momentos de tempestad, sequia, invierno y verano. Crece fuerte sin importar la adversidad pasajera, ve crecer cada una de sus fuertes ramas y le enseña a cada una de ellas a seguir el camino hacia la verdadera luz, sus ramas aportando su clorofila preciosa regala cientos de hojas que cubren y protegen a cientos bajo su sombra, brindando paz y tranquilidad como en ninguna otra parte se podría conseguir, dejando pasar la luz divina del cielo para crear un hermoso paisaje bendecido por Dios.
Gracias! a cada una de sus hojas que nos brindo un consejo, una bendición y sobre todo un amor inmenso a todos aquellos que nos resguardamos bajo su sabia sombra, gracias a cada una de sus ramas que nos abrazo y nos dio las más maravillosa sensación de sinceridad y puro amor. Gracias Abuela por ser ese roble que nos dedico cada segundo de su tiempo para hacer de hoy lo que somos! Te Amo y te amare por siempre. Gracias por enseñarnos a ser un Gran Roble como Tu. Dios te Bendiga.